Un breve recordatorio

Crea algo nuevo, algo que antes no existía. No es necesario un invento científico o impresionante; se trata de expresar tu naturaleza creativa, de honrar la energía de vida.

Toma una foto; sin importar qué sea lo que fotografíes, nadie tiene tu mirada. Muéstrala.

Ten una idea nueva. No rechaces las que vengan de afuera solo porque sí; déjales estar, no necesariamente te las tienes que apropiar, pero sí puedes permitirles que hagan lo que vinieron a hacer: abrir tu mente, reafirmar tus creencias, lo que sea. De alguna forma, aceptar lo nuevo es mantener viva a la vida.

Sí, así como se oye.

Escribe una oración. Lugar de sus palabras cambia. Nada más porque sí, por renovar la forma en la que las cosas siempre se ven. Cuando eras niño, a la altura de tus ojos el mundo era muy distinto: tenías más cerca a las flores y más lejos a los prejuicios.

Equivócate con intención; no es un error, solo es elegir una forma distinta de hacer las cosas. No la enjuicies, apréciala. De tus creídas equivocaciones también ha surgido vida: nuevos escenarios, habilidades distintas, cosas que no sabías que te gustaban o que serías capaz de trascender.

Ve películas de otros géneros y a las que ya conoces con ojos nuevos. Busca en las canciones un significado distinto que no habías contemplado, y haz lo mismo con tus historias. Escucha lo que siempre te has dicho y toma otra perspectiva para ver cómo se siente estar del otro lado.

Platica con desconocidos y permítele a tus conocidos tener opiniones diferentes a las tuyas; deja que la forma en la que otros ven el mundo te haga sentir: conocerás otra parte de ti. Si solo repites lo que has hecho en el pasado le restarás posibilidades a la vida, no encontrará espacio para sorprenderte, transformarte, ayudarte a crecer y enseñarte quien no sabías que podías ser.